Se lava ajeno
Por: Coral Flores
Doña Amparo terminó de lavar la ropa y subió a tender.
No habÌa terminado de colgar la tercera camisa cuando se dió cuenta de que no estaba sola. De pronto, un enorme platillo volador de acercó a ella y una luz que salÌa del centro de la nave la comenzó a levantar.
La pobre Doña Amparo no sabía que hacer, no le quedó más que rezarle
a todos los santitos de su devoción y pedirle a la Virgencita de Guadalupe que no fuera a pasarle nada malo.
Ya estaba adentro de la nave cuando se le acercó un extraño hombrecillo verde cargando un enorme bulto de telas extrañas; entonces, el hombrecillo abrió lo que parecÌa ser su boca y le dijo:
-No sea malita Doña Amparo,cuánto me cobra por lavar mis trapitos?.
Desde entonces, Doña Amparo es la lavandera mas famosa,solicitada por los locales...
Y también por los que no lo son tanto.
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